Título: L’Angélus (El Ángelus)
Autor: Jean-François Millet
Fecha: entre 1857 y 1859
Técnica: óleo sobre lienzo
Dimensiones: 55,5 cm (alto) x 66,0 cm (ancho)
Ubicación actual: Musée d’Orsay, París, Francia
Adquisición: Legado de Alfred Chauchard, 1910
Créditos: © Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
Estilo o movimiento artistico: Realismo
Historia - Procedencia
En 1860, en la colección Papeleu
En 1860, en la colección Alfred Stevens
Desde 1860, en la colección Van Praët, Bruselas
Desde 1864, en la colección Paul Tesse (lo intercambió por "La gran pastora", RF 1879)
Desde 1865, en la colección Émile Gavet, París
3 de febrero de 1872, comprado por Paul Durand-Ruel a Gavet por 30.000 francos (número de stock 993)
8 de julio de 1872, comprado por Gauchez a Paul Durand-Ruel por 38.000 francos
Colección John Waterloo Wilson
Colección Secrétan
Galería Petit
Hasta 1889, en la colección Secrétan
1889, venta Secrétan, París, galería Sedelmeyer, 1 de julio de 1889, nº 63
De 1889 a 1890, en la colección American Art Association (adquirido en la venta Secrétan en París del 1 de julio)
De 1890 a 1909, en la colección Alfred Chauchard (adquirido en la American Art Association)
1910, aceptado por el Estado como legado de Alfred Chauchard (comité del 04/12/1909, consejo del 06/12/1909, decreto del 15/01/1910, testamento de 1906, entrada material en 1909)
1910, asignado al museo del Louvre, París
De 1909 a 1986, museo del Louvre, París
1986, trasladado al museo d'Orsay, Parí
Metodología de Estudio y Análisis
Para el análisis de la obra El Ángelus (1857-1859) de Jean-François Millet, se empleará la metodología propuesta por Erwin Panofsky, ampliamente reconocida en el estudio del arte por su rigor y profundidad. Esta metodología se complementa con teorías y métodos de análisis revisados en clase, que permiten abordar la obra desde una perspectiva integral y crítica.
El análisis constará de tres etapas fundamentales, según el método iconológico de Panofsky:
Análisis Preiconográfico: En esta fase se realizará una descripción objetiva y detallada de la obra, identificando los elementos visuales presentes sin atribuirles aún significado cultural o simbólico. Por ejemplo, se describirá la figura de una pareja campesina, el entorno rural, la postura de oración, los objetos agrícolas y la atmósfera lumínica al atardecer.
Análisis Iconográfico: En esta etapa se reconocerán los motivos y símbolos representados, basándose en fuentes literarias, históricas y religiosas. Se interpretará que la pareja está realizando la oración del Ángelus, una práctica católica tradicional, y que los elementos como la hoz, la cesta y la vestimenta campesina remiten a la vida rural del siglo XIX en Francia. Aquí se incluirán referencias que expliquen la importancia cultural y religiosa de la escena.
Análisis Iconológico: Finalmente, se interpretará el significado profundo y el contexto histórico de la obra, entendiendo El Ángelus como una reflexión sobre la vida campesina, la religiosidad popular y las condiciones sociales de la Francia rural en la época posterior a la Revolución Industrial. Se analizará cómo Millet, desde su perspectiva artística, transmite valores de humildad, trabajo y espiritualidad, además de aportar una crítica sutil a los cambios sociales en curso.
Análisis Pre-iconográfico
Contenido temático primario o natural,
constituyendo el mundo de los motivos artísticos. (Panofsky, 2001)
En la pintura se observa una pareja de campesinos en primer plano, ubicados en un campo abierto. Ellos ocupan el centro de la composición. La obra presenta un juego de contraluces, predominando los tonos verdes y tierra.
A la izquierda, un hombre joven sostiene entre las manos un gorro oscuro, con la mirada dirigida hacia el suelo. Viste una chaqueta corta o blusón de trabajo, de tono marrón tierra o gris oscuro, con una textura densa y pesada, posiblemente de lana o lino grueso. La prenda cubre hasta la altura de la cadera y parece algo holgada, adecuada para el trabajo físico. Bajo la chaqueta se insinúa una camisa clara, apenas visible en la zona del cuello. Lleva pantalones largos y sueltos, de un tono azul agrisado u opaco. El color, suavizado por la luz del atardecer y por el estilo pictórico de Millet, contrasta con la tierra y la chaqueta oscura.
A la derecha, una mujer aparece de perfil, con las manos juntas al frente del pecho y la cabeza inclinada. Lleva la cabeza cubierta con un pañuelo o cofia de tono ocre claro, beige o marrón apagado, sujeto hacia atrás. Viste una blusa de manga larga, de color ocre rosado o ladrillo claro, entallada en la parte superior del torso. Las mangas están remangadas hasta el antebrazo, o bien podrían tratarse de mangas protectoras removibles, lo que sugiere que estaba realizando labores físicas. Sobre la falda lleva un delantal de tela gruesa, de tono gris oscuro o marrón, amarrado a la cintura; una pieza funcional que protege la ropa durante el trabajo, especialmente en la cosecha. La falda, larga hasta los tobillos, es de un color azul grisáceo o azul oscuro opaco, similar al de los pantalones del hombre. Cae con peso, sin vuelo, reforzando la imagen de una vestimenta campesina práctica y austera. Apenas se insinúan zapatos o botas bajas oscuras bajo la falda.
Cerca de ella hay una carretilla de madera con dos sacos, posiblemente de grano. También se identifican un rastrillo apoyado en el suelo y un canasto con contenido no claramente visible.
El terreno es plano, sin vegetación destacada ni accidentes geográficos. En el horizonte, una suave elevación da paso a la silueta de una iglesia, reconocible por su torre.
El cielo ocupa el tercio superior del lienzo, con una gama cromática propia del atardecer: rosados, naranjas, verdosos pálidos y nubes gris azuladas, creando una atmósfera suave y difusa.
Finalmente, en la esquina superior derecha, se observa un pequeño grupo de aves sobrevolando el paisaje.
Análisis Iconográfico
Contenido temático secundario o convencional,
constituyendo el mundo de las imágenes, historias y alegorías.
La escena representa la oración del Ángelus, una práctica católica tradicional que se realiza al amanecer, al mediodía y al atardecer. En las aldeas católicas romanas, las campanas de la iglesia sonaban a las 6 de la mañana, al mediodía y a las 6 de la tarde para la oración. La posición de las figuras —cabeza inclinada, mirada hacia el suelo, manos recogidas— sugiere claramente que están en actitud de rezo. El trabajo se ha detenido, pero no concluido: las herramientas siguen dispuestas como si la labor aún estuviera en curso. El rastrillo, apenas clavado en la tierra, parece haber sido dejado con prisa, como si el sonido de la campana hubiera interrumpido la faena. El canasto reposa en medio de la escena, sobre la cosecha o el terreno, y la carretilla permanece detrás de la mujer, cargada y sin mover. Todo indica una pausa súbita motivada por la urgencia de cumplir con la oración.
La obra parece ser una oda a aquellas personas que, con esfuerzo y dedicación, entregaban su vida al extenuante trabajo físico y rural en la Francia de mediados del siglo XIX, siendo esta una experiencia que el propio artista vivió, como relata: «El Ángelus es un cuadro que hice pensando en cuando, trabajando en los campos, mi abuela no dejaba de hacer que detuviéramos el trabajo al escuchar la campana, para decir el Ángelus por los pobres muertos, muy devotamente y con el sombrero en la mano» (Giuseppe Nefosi, 2020). Otras versiones sugieren que bajo la tierra el artista habría pintado al hijo muerto de la pareja, y que por esta razón ellos le rezan en medio de la tierra que les da vida y sustento. Esta teoría, propuesta tras una investigación realizada por Salvador Dalí, llevó al Museo del Louvre a efectuar exámenes y radiografías de la obra, las cuales revelaron una mancha o masa negra bajo la pintura. (Dalí, 1989)
El título de la obra y su contenido remiten al rezo del Ángelus, pero en un contexto específico: el de un trabajo rural intenso. No hay otras figuras en la escena; solo esta pareja joven labra una amplia extensión de tierra. Por la tonalidad de la luz y las sombras alargadas, es evidente que el día está llegando a su fin.
Las figuras humanas dominan la composición. Son los protagonistas, semejantes a antiguos héroes o dioses, pero ahora subordinados a un poder invisible: la fuerza de la tradición religiosa y del ritual. Este poder se materializa simbólicamente en la silueta distante de la torre de la iglesia. Aunque se desconoce a qué templo pertenece, su presencia es suficiente para que los personajes interrumpan su extenuante labor.
Ellos, con sus cuerpos envueltos en tonos oscuros y sombríos, parecen fundirse con la tierra. Son el trabajo y el fruto del trabajo; Millet los presenta como tales. Como señala Hauser en Historia Social De La Literatura Y El Arte (Hauser, 1993) “Millet pinta la apoteosis del trabajo corporal y convierte al campesino en héroe de una nueva epopeya”. Así, incluso después de un día agotador, mantienen una postura hierática y firme para rezar el último Ángelus del día.
Millet pudo haber querido mostrar o ejemplificar en sus obras los cambios sociales por los que atravesaba Francia, usando el simbolismo en sus figuras, gestos y colores.
Análisis Iconológico
Significado intrínseco o contenido, que
constituye el mundo de los valores«simbólicos». (Panofsky, 2001)
Millet formó parte de lo que se conoció como Realismo, un movimiento que surge durante la época de la Revolución de 1848(Gombrich, 2019), que derrocó la monarquía de Luis Felipe, y se desarrolló durante el periodo del Segundo Imperio bajo Napoleón III, mientras la sociedad francesa luchaba por reformas democráticas. Los principales exponentes del Realismo fueron Gustave Courbet, Jean-François Millet, Honoré Daumier y Édouard Manet.
El Realismo se originó en contraposición al Romanticismo, predominante a principios del siglo XIX en Francia. En el libro Historia de la Estética (Bayer, 2012) se señalan algunos de los principales pensadores de la época, como Chateaubriand (1768-1848), quien postulaba dos tipos de belleza ideal: la belleza ideal moral y la belleza ideal física, agregando que “el hombre primitivo, que vivía cercano a la naturaleza, no conocía esta belleza ideal” y “se puede definir, pues, la belleza ideal como el arte de elegir y ocultar”.
Lamartine (1790-1869), un idealista admirador de la naturaleza, la consideraba símbolo de armonía y belleza, sin mal ni fealdad. En Harmonies poétiques et religieuses escribe: “Y en paz estuvimos con esta naturaleza, y amamos estos prados, este cielo, este dulce murmullo… y los rasgos concentrados en su brillante centro formaban una imagen, y la imagen era … Dios.” Para Lamartine, la belleza tiene una conexión directa con Dios, elevando la categoría de belleza a algo supremo.
Victor Hugo (1802-1883), en sus inicios románticos, resaltaba lo grotesco sobre lo bello: “Lo bello no tiene más que un tipo; lo feo tiene mil.” Más tarde afirmaría que el arte es expresión de la sociedad, del liberalismo, de la democracia y, después de 1850, del socialismo.
Victor Cousin (1792-1867), en su intento de crear un tratado filosófico, refiere al arte como producción de la idea y el sentimiento de lo bello, elevando a través de ello el alma hacia la belleza ideal, que es Dios.
Estas ideas reflejan cómo el pensamiento ligado a lo bello se presentaba con una moral superior y, en algunos casos, sagrada, con su búsqueda de una belleza final ligada a Dios. Este pensamiento fue cuestionado por el contexto histórico y social de mediados del siglo XIX, con antecedentes en las ideas de Saint-Simon (1760-1825) y Proudhon (1809-1865).
Estos pensadores reflejan el arte social de la época, destacando la fuerza colectiva del arte y su virtud comunitaria (Bayer, 2012, p. 279). Para Proudhon, el arte ya no es arte por el arte, sino que está subordinado a la justicia y la verdad del hombre; incluso sostuvo que no es posible un arte realista verdadero, en contra de lo que pensaba Courbet, quienes fueran amigos.
En este contexto surge la escuela de Barbizon, agrupando a los artistas realistas con Courbet a la cabeza, y donde Millet encuentra un espacio para representar la vida campesina con dignidad y profundidad. Estas obras serán cuestionadas en los salones oficiales y generarán el rechazo de sus pares por sus tematicas socialistas y de género.
Conclusión
El Ángelus de Jean-François Millet trasciende la mera representación de la vida campesina para reflejar una pugna profunda por el lugar de Dios como fuente de belleza y sentido en el mundo. A través de su obra, Millet articula una lucha simbólica en la que la tradición religiosa, encarnada en el ritual del Ángelus, disputa espacio frente a los cambios sociales y culturales de su tiempo. Esta tensión se manifiesta en la creación pictórica como una búsqueda de lo sagrado en lo cotidiano, donde la belleza no solo reside en la naturaleza o la forma, sino en la experiencia espiritual vinculada al trabajo y la humildad. Así, la pintura se convierte en un testimonio de cómo el arte realista puede albergar una reflexión sobre la presencia y representación de Dios, defendiendo su lugar en la construcción de una estética que une lo divino y lo humano.
Bibliografía
Bayer, R. (2012). Historia de la Estética. Fondo de Cultura Económica.
Dalí, S. (1989). El Mito Tragico Del «Angelus» De Millet. Tusquets, Editores.
Giuseppe Nefosi. (2020, febrero 28). Il seminatore e L’Angelus di Millet. artesvelata. https://www.artesvelata.it/seminatore-angelus-millet/
Gombrich, E. H. (2019). La Historia del Arte. Phaidon.
Hauser, A. (1993). Historia Social de la Literatura y el Arte. Editorial Labor.
Panofsky, E. (2001). Estudios sobre Iconología (Ilustrada, reimpresa). Alianza Editorial.
Referencias
Realism in French painting of the 19th century, Sara Kamiloska, 2020, University" St. Cyril and Methodius", Faculty of Philosophy.
Jean-Francois Millet And The Barbizon School, Arthur Tomson, London, George Bell And Sons 1905
Ribner, J. (2022, 20 de abril). A New Look at Impressionism: Millet and the Painters of Barbizon [Video]. YouTube.
Musée d'Orsay. (s.f.). L'Angélus - Jean-François Millet. Recuperado el 10 de agosto de 2025, de